viernes, 24 de abril de 2009

No me libro de ser el pasado


Sacó el librochicle que le pasaron. Sentada en el monorraíl neumático, Malena ya salivaba pensando en su contenido. Sólo desenvolvió el primer gusticapítulo. El tren llegaría antes y no percibiría más sensaciones durante el trayecto.
Antes de agotarse los árboles, las editoriales habían encontrado formas novedosas de transmitir las novelas que los escritores destilaban sin cesar. La semialucinación creativa era la más exitosa. Provocaba efectos idénticos a la antigua lectura: vivir otras realidades, imaginar el perfil —antaño, carácter o rasgos— de los personajes, por ejemplo. Para mascarlas con fruición, además, sólo publicaban las historias escritas con originalidad y sabor persistente.

2 comentarios:

  1. Mira, con el porro ni siquiera hacían falta pagar editoriales, escritores ni fabricantes de golosinas

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  2. Me ha gustado lo de perfil, qué manía en todas las películas/series y demás, con el dichoso PERFIL del asesino, PERFIL del candidato (esto también pasa en la vida real), BAJO Y ALTO PERFIL, etc. Una lata, con la de términos españoles que hay para lo mismo. Adelante, Toni, gracias por estas píldoras. Rosa.

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