miércoles, 10 de junio de 2009

Sensación cronológica


Hay dos sensaciones de novedosa definición que nos afectan a diario: la térmica y la cronológica. La primera sobra explicarla, por archinombrada últimamente. No así la cronológica, de tan personal como se manifiesta. La hora estaría marcada por nuestro cuerpo. Igual que el viento con baja temperatura intensifica la sensación térmica de frío, al mediodía el serrano —cuerpazo— podría empezar a reclamarnos el reposo propio de medianoche avanzada. Nos despertaríamos con la sensación cronológica de haber madrugado, para que Dios nos ayude, si quiere, y trabajar, desde nuestra hora temprana, aunque sea ya la del telediario vespertino. Jetlag sin volar.

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