jueves, 29 de enero de 2009

Supresión apresurada


Ya fuera de la habitación, sentí que su despedida escondía un resquemor mal disimulado. No sabía si volvería a verla, tampoco si lo deseaba. Fallé al complacer sus expectativas con mi acostumbrada destreza. Hubo respuestas cortas, heladoras muestras de contrariedad, salpicadas de forzadas expresiones de alegría. Qué desazón. Debía solucionarlo, pero no de inmediato. Cada uno tiene su espacio, sin agobios. Basta un traspiés para disipar el atractivo, como una sola mentira para truncar todo un impecable historial de sinceridad. Pero no aguanté. Error. En diez minutos mi nic desaparecía de su lista de contactos, y yo de su vida.

jueves, 22 de enero de 2009

Facundo el ijnorante


A lomos de su estulticia, Facundo gira con gran intrepidez. Su recorrido es siempre circular, cual burro de noria, y de diámetro variable, según el momento o el campo del saber en que se encharque. Hay ratos de gran osadía, en los que triunfa, pues sus devotos —personajetes que el tiempo ha cribado con naturalidad, como en la evolución— ovacionan a ciegas sus enseñanzas y conclusiones. Algún día la curva de su erudición de bolsillo se desparramará errática, y todos podremos ver que Facundo es un paradigma de lo que mi sabio progenitor llamaba con sorna un «ijnorante con ege».

lunes, 19 de enero de 2009

El silencio de los morteros


Ya callan, o, al menos, bajan la voz, las almas de los cañones —¿desalmados?— defensovengadores de Israel y secos de razón de Hamás. Avanzan otras voces, entre jammames y piscinas de cumbres pletóricas de sonrisas. Imagino a esos diplomáticos quitándose las versallescas calzas y puñetas de hace varios siglos: «Pasad, pasad, sr. Presidente, la terma está ideal» «Tras vuesa merced, Sr. Olmert, ¡salam a’leikum! paz con vos».
Hasta hoy, trece centenas de corderos se han sacrificado en un holocausto imposible de digerir. Tormento silenciado —vaya casualidad— media semana antes de que el emperador negro ocupe su trono. El guión continúa.

lunes, 12 de enero de 2009

Cuentacuentos: viejo oficio, misión renovada


Alguien ha deducido, y lo cuenta, que en occidente —mayormente— interpretamos una suerte de culebrón global, narrado por nuestros líderes, ora locales, ora mundiales, que pergeñan episodios [con]fundidos con la actualidad, o provocándola, con arreglo a intereses nada literarios.
Ya no desmenuzan teorías ni pensamientos políticos o económicos de gran calado. Ahora nos saturan con historias cercanas, más sugestivas y conmovedoras. La opinión pública deviene emoción pública. Esta arma de distracción masiva, el storytelling, estaría llegando a todos los ámbitos sociales y culturales. Hoy mismo pediré que me dejen salir de escena, o bien, permiso para escribir mi propio guión.

sábado, 10 de enero de 2009

¿No-? ¡sin, in-, des- o antónimos, por favor!


Ya en casa, telefoneé justificando mi no-asistencia a clase. La no-limpieza de las calles, debida a la no-llegada de las máquinas quitanieves provocó la no-fluidez de las vías públicas. La no-información nos tenía a todos en ascuas, pues la no-cobertura de los móviles en la zona provocaba la no-continuidad de las llamadas. Por la radio proponían ante el no-buen tiempo, no-mala cara ¿dura, no-dura o carámbana? por el frío, más que nada. Bloqueados, ni avanzábamos ni retrocedíamos. Por suerte, de forma no-esperada, los servicios de emergencias acudieron en nuestra ayuda, apaciguando las escenas de no-paciencia y cabreo que ya proliferaban.

jueves, 8 de enero de 2009

Cien ojos por ojo: todos ciegos


El cuerpo pide respuestas; la cabeza no las encuentra. Exhibir cadáveres rotos de futuros condenados a vestir chalecos mortíferos alimenta una demagogia sangrante e indefendible, pero los bombarderos del Tzáhal podían evitar que esa infantería aún inocente engrosara el santoral de mártires precoces, quedándose en sus hangares, y favoreciendo el entendimiento, por inviable que parezca.
La ley del Talión no cabe en este siglo, heredero de la venganza ¿justificada? y del derecho a la propia defensa del anterior. Si debemos compartir las consecuencias del conflicto, Israel no puede actuar simultáneamente como parte, juez y verdugo mientras exploramos nuestro ombligo occidental.

miércoles, 7 de enero de 2009

Yes, I can (pero no siempre)


Me fallaba el método: anotaciones en una agenda, iniciar una hoja de cálculo con fechas y logros, apuntes en la pedeá, fichas, comentarios a mis afines. Algo debía hacer, pues el año pasado estuve a punto de conseguirlo innumerables veces y pensé, ingenuo, que éste sería el definitivo. El dilema es que ignoraba cómo medir el éxito, y eso me consumía. Ningún manual de autoayuda —timos editoriales con aspiraciones pseudofilantrópicas— me daba una pista certera. Y pasó lo inevitable. Otra ocupación más urgente y atractiva me volvió a distraer del ambicioso propósito anual: aumentar algunas décimas mi fuerza de voluntad.

lunes, 5 de enero de 2009

Mirra lo que te han echado



De los obsequios que los sabios del este ofrecieron a Jesús, la mirra es, seguro, el menos conocido. Los incontables usos de esa resina endurecida la convertían en algo mucho más precioso que los otros dos presentes: proteger la salud, como desinfectante, medicina o perfume; conservar los cuerpos difuntos, embalsamados, o, incluso, anestesiar y narcotizar —Cristo rechazó vino con mirra en el Gólgota, según Mateo. En tiempos carentes de índices bursátiles, era un oloroso signo de opulencia que con los siglos cedió terreno a energéticos y contaminantes fósiles, también orientales. Seduce la idea de un progreso impulsado por perfumes caros.

sábado, 3 de enero de 2009

Cante sin copirrait


La lucha por los micrófonos era encarnizada. Los niveles de etanol en sangre superaban los de la vergüenza en cara, y nunca antes un salón familiar había alojado tal conflicto por un aparato. Ni siquiera «El mando» fue objeto jamás de tanta avidez. Debíamos poner nuestra voz, siguiendo la chuleta, a músicas de reconocida popularidad. Ahora es más vanguardista, con pautas tonales y letreros que nos incitan a prolongar el destrozo con nuestro virtuosismo escaso de pelo. Que se sepa, la esgae aún no irrumpe en casa —salvo espías— para exigirnos su diezmo digital ¿sería lo nuestro creación o imitación?