martes, 1 de junio de 2010

Rectificar es de sabios; a diario, de descerebrados


El error se presentó con abrumadora claridad. Ni los argumentos más sofisticados daban esperanzas de viabilidad a la solución de Eusebio. Se había confundido, y no le quedaba otra que recular. Una vez atrás, ganó perspectiva, y pudo apreciar cómo, en el fragor de la decisión, se le habían escapado algunos matices cruciales que ahora veía con nitidez.
Pensó en lo del árbol que tapaba el bosque, y eso, y aprovechó para aprender de su yerro, y cosechar más sabiduría.
Interrumpió sus cavilaciones el vuelo de una mosca, que no paraba de estamparse una y otra vez contra el cristal.

1 comentario:

  1. No hay nada como meter algo de distancia para ver tus errores y por muy difícil que sea, siempre hay que intentar rectificarlos.
    Me encanta la foto de ese árbol, es increíble.

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