martes, 31 de enero de 2012

Nada


Primero, no había nada.
Después, llegó alguien, que se vio rodeado de nada. Pero ese alguien se aburría. 
Se acercó alguien más, y ambos empezaron a sentir cómo nada los unía, para nada y contra nada, aunque tampoco nada los separaba. Nada. 
Mientras se hacían a la idea, nada impedía jugar o hablar a ambos; y no pudieron ni divertirse ni dialogar, porque nada dictaba reglas muy estrictas para ambos.
Ante la abundancia de normas, pensaron que nada podría detenerlos por no hacer nada malo. 
La idea era buena, no hagas nada y nada pasará ... de largo. Y pasó.

lunes, 30 de enero de 2012

Procrastinar



A veces, la mina de las palabras esconde tesoros como este, de difícil vocalización y peor comprensión.
Tiene aspecto de delito capital, pecado infame o, como mínimo, imposible de explicar a nuestros menores, por no provocarles escándalo o inquietud antes de salir a la calle. También evoca el destino cruel de muchos animales de compañía, cuando les privamos de descendencia.
Sus elementos latinos son «pro» y «crastinus», en roman paladino del breve, «aplazar», para el futuro, claro, pues nadie aplaza nada para el pasado.
Me confieso procrastinador militante, pero me lo estoy haciendo ver, no vaya a ser.

domingo, 29 de enero de 2012

Desplumar



—Si censurar es criticar, reprobar o amonestar, ¿por qué no encuentro en ningún Tesauro la acepción «desplumar»?
—Se confunde usted, amigo, ha oído trinos y no sabe de dónde vienen.
—Ah, ¿que no es eso? No entiendo. Me explique.
—Solo será en el país de origen del tuit; además, solo es por protegernos, una o dos plumas, a lo sumo. ¿quién quiere hacer «follow» a alguien que pueda iniciar una revolución en primavera?
—Ah, ya... déjeme pensar, mmm... pues aún no lo pillo.
—Lo de pensar vaya pensando en dejarlo, será lo siguiente.
—Ah, ¡ahí le ha dao! al pajarito.

sábado, 28 de enero de 2012

Movimientos y andares




Una de las formas de demostrar el movimiento es andar, dicen. No obstante, el que afirmó eso por vez primera no cayó en que, antes de ponernos a andar, debemos levantarnos, activando —con movimientos— gran cantidad de músculos, huesos y articulaciones, sin haber dado aún el primer paso.
Obviamente, vemos que el susodicho refrán es retórica total, pero reconozco que servirá para despegar las ciberpelusas de este blog, que empezaba a quedarse deslucido, de puro abandono.
Ahora, tras calentar y movilizar los dedos y el contador de palabras, intentaré acudir más a menudo a esta cita agitadora de neuronas perezosas.