Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
martes, 21 de octubre de 2008
Ito, ita, illo, illa, ñín, ñina....
Sí, pasen, por favor, hay una mesota libre al fondo ¿qué les pongo mientras deciden? ¿un vinazo blanco? ¿y para el señor? ¿una cañota? Veamos, con el frescote que hace, les apetecerá empezar con algo calentazo, ¿verdad? Les recomiendo una sopaza de ajo algo espectacular. Lo ideal es acompañarla con un riojaza, por supuesto. ¿Les dejo unos minutotes para que se decidan? Fuera de menú también tengo algunas otras cosonas, si les apetece picar... ¿unos tacotes de queso, unas croquetonas caseras, o unos pimientazos de Padrón?
Esta conversación resulta algo forzada, pongamos todo en diminutivo para regresar a la normalidad.
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Qué sería de la comunicación en español sin los cariñosos diminutivos que, paradójicamente, desaparecen en las traducciones de películas que llevamos años viendo. Nuestros colegas prefieren decir cosas como «una mesa pequeña» a «una mesita». En televisión todo es ficción, hasta el lenguaje.
ResponderEliminarSí, desde luego, el maestro de Kung-Fu tenía que haber dicho saltamontitos, en lugar de pequeño saltamontes...
ResponderEliminarCuánta razón y que manera más boba de hablar impera hoy en día ¿reflejo de la simpleza de los seres humanos, superficiales y gregarios?
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