Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Yo soy yo y mis atajos de teclado
Mi colega, amigo y maestro Xosé Castro trotamundea predicando cómo optimizar los movimientos de los dedos sobre el teclado. Como es traductor, lo llama tradumática, ¡toma parasíntesis!
Por su parte, mi hija adolescente aprendió sola muchos de los atajos cuando aún era púber, pero no los bautizó. Con su natural osadía juvenil para investigar y asimilar lo más práctico de cada artilugio, los descubrió instintuitivamente –subasto palabro, ¡pujad, bitacoreros!–, pero sólo usa los eficaces, ¡al grano, jovencitos! Ahora, teléfonos y ordenadores se manejan a dedo, con tacto, pellizcos y toques suaves ¿inventarán atajos acariciadores para los mortales sin pantalla?
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