viernes, 31 de diciembre de 2010

Catarsis ®


De sonido contundente y connotación findemundista, este palabro ofrece sugerentes significados. Entre otros, la depuración lograda tras expulsar un mal interior, como consecuencia de un factor exterior.
Ignoro si puede producirse muchas veces en una existencia, con qué plazo, o bien, qué sucedería si el detonante externo fuera diverso o reiterado ¿podría yo sufrir una catarsis primaveral, de madurez o estomacal, por un suponer? Pinta estresante, lo de catarsear cada poco, cual enemática medida, no estoy tan corrompido.
¿Y el mundo? es diferente, el estímulo ya está aquí ¿quedaremos purgados los supervivientes? es más ¿sobreviviremos siquiera dignamente? yo pienso verlo.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Alquilo cerebro ®


Por necesidad de investigación de nuevas perspectivas mentales, alquílase cerebro en excelente estado, buena distribución, imaginativo y con vistas al futuro. Por meses, días u horas. Apto para conversación ágil y variada, además de escucha comprensiva garantizada.
Fácil de amueblar, recién lavado y con neurotransmisores funcionando bien. Pocos prejuicios y sólidos cimientos éticos en el conjunto. Última prueba PISA superada con nota, idiomas, carrera y otros estudios. Mejor pasar a conocer. También cambiaríase por cuerpo atlético o atractivo, no importando descerebrados o descerebradas, pura curiosidad científica. Abstenerse sigfredos, jiltons, dinios y alimañas similares. Referencias en principales redes sociales. Prométese responder.

martes, 28 de diciembre de 2010

Felicímetro de diario ®


Investigo criterios —dinero y amor no cuentan— para cuantificar la felicidad «de a pie», cotidiana, sencilla. Cada cual tiene el suyo. El baremo ha ser confesable; de lo contrario, seguro que es pecado, infidelidad o delito, o no provoca envidias entre todos los escuchantes, restando arrobas de satisfacción al afortunado.
Propongo, como ejemplo, el tiempo, en minutos, invertido todas las mañanas en el baño, desde entrar legañosos, encogidos y desgreñados hasta salir de él impolutos, optimistas, afeitados y bien informados ¿hay mayor dicha? Seguro, pero se me acaban las cien palabras de hoy. Mi júbilo aumentará con vuestros sabios comentarios.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Comunicación unidireccional ®


Tras mi relato, sin coletillas de continuidad –servirían por igual ¡ah! ¡oh! o ¿sí?—, me replicó explicando que había vivido una situación parecida. Permanecí boqui y orejiabierto mientras consumía su turno casi sin respirar. «Ah, menuda coincidencia», respondí. Dilapidé otros minutos, hablando del tiempo, inagotable relleno, y volví a atacar, con otra historieta. Siete intentos en la misma hora, sucedidos variados. ¿Resultado? tuve que tragarme los correspondientes contrasucedidos, «¿sí? ¡pues yo más!», decía sin pronunciarlo. La vida nos allega personas así, ávidas de audiencia, repletas de experiencias ¿nunca aprendieron a escuchar? peor aún: ¿nadie las había escuchado antes? ¡Córcholis!

jueves, 23 de diciembre de 2010

Del peculio, hablar lo mínimo ®


Las contadas ocasiones en que visitaba su banco —la telebanca evitaba ese trago—, Adrián contenía sus escrúpulos y escuchaba hablar sin tapujos del dinero. Fuera de ahí, los que enumeraban precios sin pudor y sin freno lo descomponían. En él, lo prosaico de ese tema recurrente resultaba repugnante. Y no iba sobrado. Justificaba su extrema obsesión diciendo que nadie detallaba sus logros tras levantarse del inodoro, aspecto de la vida igual de necesario y corriente que el pecuniario. Algunos tienen problemas de regularidad y otros de solvencia, pero divulgarlos quedaba para los más íntimos: médicos o empleados de banca.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Improperio afrutado



Si idiota es quien dice idioteces, imbécil, quien suelta imbecilidades, tonto, quien no para de hacer tonterías, y gilipollas el que desparrama gilipolleces... ¿cómo se llama quien dice, suelta, hace o regala sandeces por doquier? fácil, pero poco contundente: «sandio», o sandia, que también las hay.
No recomiendo gritar esto para joder, o zaherir, como decían antaño, a un contertulio simplón o necio, porque no lo pillará.
Ante la exclamación «¡eres un pedazo de sandio!», el personaje destinatario de nuestra ira quizás se quede más boquiabierto que ofendido, confirmando nuestras sospechas... o bien, su ignorancia ante un palabro totalmente inusual.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Sedición, seducción ¡maldición!


No hay confusión: una cosa es seducir y otra cosa es practicar la sedición, con una sola ce, y aducir indisposiciones, virales o instestinales, para ausentarse del tajo en el puente más codiciado. 
Los presuntos sediciosos, a pesar de tener sueldos más que seductores, están descontentos, y libran, sin preaviso... al cielo español de emisiones carbónicas toda una noche. 
No le bastará todo su poder de convicción, dos ces, al seductor portavoz de los repentinos aquejados para compensar esta f-aena a los que aún tienen dinero para viajar —qué frivolidad, en crisis, diríase. 
Tampoco seducen ni Rubalcaba ni Pepiño, ciertamente.