Tiene por costumbre mi cerebro funcionar desenfrenado, ya esté su dueño despierto o dormido. Enhebra ideas y cavilaciones tan aprisa que cuando llega a la última —un suponer, porque siempre queda algo de hilo— y quiere concluir, no encuentra el punto donde empezó la costura. Lástima. El remiendo queda sin acabar, y la teoría sin rematar.
Me han informado de unos ejercicios de Descomplicación, donde se prohíbe encadenar más de tres reflexiones sin zanjar el razonamiento. Al principio cuesta, pero garantizan buenos resultados con la práctica.
Mi desgastada materia gris lo agradecerá. También dejaré reposar a mis allegados, me temo.
Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
Cuando era pequena yo sujetaba la madeja, las manos en alto frente a frente, y mi madre hilaba el ovillo. Al ser dos, cada uno debe esperar al otro y ajustar su movimiento... Pero ya dices tu que lo tuyo es onanismo. Has visto la pelicula "Entre las piernas " con Bardem y Victoria Abril ? Si eres asi, enreda historias, y te pagaran por ellas... Es mas laborioso pero tambien mas "enriquecedor" que meterse a ejercicios de Descomplicacion lobotomizantes tanto del aparato superior que inferior que nos gobierna.
ResponderEliminar¿Te ves complicado? ¿Te cuesta organizarte? Un signo de vitalidad envidiable.
ResponderEliminarGallego sin rey