
Tocaba Pregón. Roceños y roceñas se agolpaban en la plaza para escuchar al corregidor y a su pregonera. No faltaron los disidentes del metro ligero, dando ambiente y caldeándolo. El alcalde desperdició la ocasión —como acostumbra desde su prepotencia— de dialogar en directo con su pueblo, y gritó: «No me importa nada, escuchemos a la pregonera, por favor, ¡NO ME IMPORTA NADA!». Ya, Don Boni, los altavoces confirmaban lo que ya sabíamos, y la roceña de pura cepa que habló después rubricó la frase del alcalde, quien bien podría haber dicho «¡¡Me importa un huevo!!». Nosotros también te queremos, monina.
Me sorprende la sorpresa de este roceño ante el pasotismo y el despotismo de nuestro Boni y lo grave no es que pase en el pregon, lo tremendo es el abuso diario, el pensar que este es su pueblo y no el nuetro. En fin amigo, se nota que eres nuevo en las Rozos y que no te des por vencido.
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