
Mi amiga y compañera Balvaroli —ingenioso alias, mezcla de denominación de vino, aceite con ajo y superheroína italiana— me sugirió que para superar esta crisis debíamos reinventarnos.
Enseguida nos pusimos a ello. Sin dudarlo.
Tenemos los planos avanzados, los materiales optimizados y las prestaciones delineadas, pero aún falta el nombre para el nuevo ego. «Human2.0» está demodé; «máquina», demasiado frío; «androide», peliculero; «ente», metafísico en exceso.
JASP es una buena opción. Si bien falla la jota, la reinvención nos exigirá estar preparados sobradamente para lo que dicen que llegará, aunque sólo sea por repartir con generosidad el talento no consumido.