
Al final, habré terminado. Obvio. No tanto: una vez allí, veré lo que hay más allá, hasta donde distingan mis ojos o mi imaginación, y desearé alcanzarlo.
Va con mi condición de bicho bípedo, pensante y con aspiraciones; es más, seguro que lo paso mal —puta envidia— viendo cómo otros van llegando antes, más cómodos, por mejores senderos o con menos canas, porque aprendieron diligentes. Sufriré, pero trataré de subsanar mis limitaciones, y proseguiré hasta concluir cada vez lo que inicie. Y así sin parar, mientras no me quiten los caminos, me corten las piernas o me borren los sueños.
Aqui me haces llorar...
ResponderEliminar