Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
viernes, 4 de septiembre de 2009
Motivación laboral
Juan Perezas salió a buscar a Luis Rumboso, para acudir juntos a la oficina del desempleo y apuntarse por primera vez. Una vez allí, Pilar Competente fue anotando datos, y les preguntó sobre sus inquietudes.
Perezas miró a Rumboso con desgana, inclinando la cabeza hacia un lado, como diciéndole «¿inquieto, yo?».
Rumboso, como siempre, respondió veloz: «¡camareros de bar de estriptis!».
Competente levantó los ojos por encima de las gafas de ver, volvió a bajarlas y escribió en su ordenador lo que le dijeron. Para ambos. Total, tenían las mismas posibilidades de conseguir ese trabajo que cualquier otro: zero zapatero.
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