Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
miércoles, 5 de enero de 2011
Doble rasero®
Tórridas escenas de cama, desnudos impúdicos y erotismo desenfrenado se alían con un mínimo guión jadeante para romper mundialmente las taquillas de los cines más prestigiosos. Familias completas asisten a la orgía sin pestañear, devorando cestas enormes de palomitas y vasos enormes de soda.
Diferente sería que la pantalla mostrara con toda su crudeza actores bañándose en sangre de tonos variados, sufriendo espantosas mutilaciones, masacres ralentizadas, o protagonizando largos minutos de vandalismo, brutalidad o destrozos.
¡Intolerable! es obvio que la violencia siempre es mala; el sexo, empero, algo menos que nunca.
¡Hay que joderse, para conocerse!
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