Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
viernes, 17 de abril de 2009
Solucionadores
Cierro las orejas, a modo de murallas, ante la mentecatez sonora reinante de contertulios expertos, lenguaraces y colaboradores mediáticos cuyas intervenciones comienzan circunspectas por un omnipresente «el problema es que...» y variantes.
Como si no se expresaran por sí solas, surgen teorizantes de variados pelajes que definen nuestras congojas; en especial, esos gurús con lucs de sabihondillos, que lo hacen siempre a toro pasado.
La ratio «problema enunciado/solución propuesta» no deja margen al optimismo, pero mantiene en su puesto a esas legiones de verborreicos de pago alejados de las colas del paro, y librándoles de decir «el problema... ¿soy yo?».
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, no es necesario que te identifiques, puedes usar la opción "Anónimo" que aparece al final del formulario. Gracias.