Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
viernes, 22 de enero de 2010
El carril descolorido
Me hice ecológico y guardé el todoterreno.
Comí verduras y yogures especiales y domé el colesterol.
Vencí al tabaco porque me consumía y humear no era moderno.
Conseguida mi voluntad férrea, va don BdS, aprovecha unos eurillos, 2/3 de millón, del ZPlan, ése de la E encarnada con flequillo atildado, y me procura un camino para bicis, purpúreo, inconcluso y sinuoso, por mi pueblo, zona de sus votant.es, no por el centro.
Dinero de todos. Empleo para demasiados pocos.
No llegó para dar la mano —¿quizás para meterla?— que fija el color: ahora destiñe y, para mayor escarnio ¡de rojo!
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