miércoles, 12 de mayo de 2010

Aceptación


En la reunión expuse, de forma prolija, mis propuestas más innovadoras. Si todo iba bien, las ventas se dispararían enseguida, a costa de unos recursos mínimos o nulos. Genial.
Las caras compusieron una divertida colección de expresiones, desde el recelo, del más cauto, hasta el arrebato descarado, notorio a pesar del excesivo maquillaje, para mi gusto.
Diré, a fuer de sincero, que tampoco acababa de inventar la pólvora, pero sí la forma de quemarla con más chispa que anteriores artilleros de la mercadotecnia.
Sin votación, me faltó saber si logré la total unanimidad, o sólo una parcial (ésta era imposible).

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