Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
jueves, 11 de noviembre de 2010
Babucha ensangrentada
Confirmado: la primera víctima de la guerra es la verdad; empero, cuesta mucho ensordinar los gritos que las nuevas viudas y huérfanos envían por la red. El jerife alauí mandó a sus esbirros a matar, sin testigos, «ya tranquilizarán en España a los inquietos activistas, todos periodistas, estoy seguro».
Para explicar el cuento de oídas, el primo José Luis soltará a sus «portacoces». Patadas a la inteligencia, coces contra la legalidad. M-VI solo es soberano de su propia sevicia embabuchada.
Ni siquiera JC-I levanta el auricular para abroncar al hermano besucón de la chilaba. Mal, muy mal: peor, mucho peor.
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