miércoles, 18 de febrero de 2009

Escritores de cemento

ESCRITORES
Se le agotaban los lugares de acción habituales. Había trabajado furiosamente más de diez semanas, porque pronto su delito se consideraría arte, y no quería aceptarlo. Empezó pintado carpetas de estudiante, puertas de retretes y retales de papel para sus novietas. Cubrió muros, puentes, túneles y otras obras de uso público. Expresión de rebeldía. Ahora, la vanguardia intelectual daba el salto crucial de declararlo estético y catalogable sin su permiso. Habría museos y zonas autorizadas; incluso, revistas con graffitis de su grupo de escritores. Ya no sería lo mismo. Qué más daba, pronto cumpliría los cincuenta y tampoco era plan.

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