Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
miércoles, 25 de febrero de 2009
Valencia–Pekín, sin intérpretes
Buda o alguna deidad oriental nos envía mentes clarividentes, sin merecerlo.
Como lo de educarse para ciudadanos en inglés no prosperaba, ahora los adolescentes valencianos aprenderán mandarín, una vez amaestrado el inglés, ofcors! para hablar con casi 1.400 millones de personas adicionales ¿de qué? eso es secundario, como la ESO.
El consejero sostiene que los valencianos, como los ingleses, que sí dominan el inglés, se llevarán el pato al agua —laqueado, con té, o en paella, según— en los bísnisis futuros que surjan con China.
No dudo de que, a cambio, Beijín importará mucho arroz del valenciano, bien rico, chiquets.
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