jueves, 5 de febrero de 2009

Evaristo, y otros recuerdos


Evaristo, el tipo sin interés, pasó a saludar a su compañera Malena, la del regalo estilizado. Le explicó que estaba preocupado: esa mañana no abrió los ojos a la hora acostumbrada. Su organismo se revelaba y su adiestramiento matinal dejaba de ser efectivo, para ser natural. Se tomaría su cafetito, prosiguió, para ser persona, y reflexionaría sobre su postura ante el apagón digital de la semana anterior. Malena le escuchaba atentamente, sin interrumpir. ¡Ya podía reformatearse! pensó, pues había llegado mientras asimilaba unos atajos mentales de teclado, y tardaría mazo en repasarlos. En fin, si contármelo le hace feliz, sea.

3 comentarios:

  1. La lectura rápida y la vista cansada no son buenas lentes. Leí: "su onanismo se rebelaba --con b-- y su adiestramiento manual dejaba de ser efectivo".

    ResponderEliminar
  2. La lectura rápida y la vista cansada no son buenas lentes. Leí: "su onanismo se rebelaba --con b-- y su adiestramiento manual dejaba de ser efectivo".

    ResponderEliminar
  3. Desde luego, es mejor acercarse a estas lecturas con más tranquilidad, según lo veo yo.

    ResponderEliminar

Deja tu comentario, no es necesario que te identifiques, puedes usar la opción "Anónimo" que aparece al final del formulario. Gracias.