Estas crónicas no tendrán precio, sólo longitud: con cien palabras iré al meollo, destripando lo que merezca
serlo y loando lo que deba ser elogiado, en mi modesto entender, salvo que se piense que opinar
es un acto inmodesto por la distancia o la altura que ha de ocuparse para afrontarlo...
lunes, 12 de enero de 2009
Cuentacuentos: viejo oficio, misión renovada
Alguien ha deducido, y lo cuenta, que en occidente —mayormente— interpretamos una suerte de culebrón global, narrado por nuestros líderes, ora locales, ora mundiales, que pergeñan episodios [con]fundidos con la actualidad, o provocándola, con arreglo a intereses nada literarios.
Ya no desmenuzan teorías ni pensamientos políticos o económicos de gran calado. Ahora nos saturan con historias cercanas, más sugestivas y conmovedoras. La opinión pública deviene emoción pública. Esta arma de distracción masiva, el storytelling, estaría llegando a todos los ámbitos sociales y culturales. Hoy mismo pediré que me dejen salir de escena, o bien, permiso para escribir mi propio guión.
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