
A lomos de su estulticia, Facundo gira con gran intrepidez. Su recorrido es siempre circular, cual burro de noria, y de diámetro variable, según el momento o el campo del saber en que se encharque. Hay ratos de gran osadía, en los que triunfa, pues sus devotos —personajetes que el tiempo ha cribado con naturalidad, como en la evolución— ovacionan a ciegas sus enseñanzas y conclusiones. Algún día la curva de su erudición de bolsillo se desparramará errática, y todos podremos ver que Facundo es un paradigma de lo que mi sabio progenitor llamaba con sorna un «ijnorante con ege».
Hay muchos ignorantes de gran cultura que nos engañan a todos y caemos en sus garras.
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ResponderEliminarMuy bueno tio (y no de forma coloquial, sino familiar)
ResponderEliminarEntonces, no te ocultes tras el anonimato, y pon acento en lo de tío, jeje. Gracias por el comentario, sobrino :)
ResponderEliminarMe has pillado...
ResponderEliminarSoy de la loxe no me puedes pedir más
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